4. Vértigo

4. Vértigo

Vértigo: cuando todo da vueltas aunque estés quieta

Ejemplos que quizá te resulten familiares:

  • Te acuestas o giras la cabeza y de inmediato todo empieza a girar.
  • Sientes como si estuvieras en un barco en movimiento.
  • Tienes dificultad para mantener el equilibrio y necesitas sostenerte.
  • Náuseas y sudor frío acompañan la sensación de giro.
  • Los episodios aparecen de repente y pueden durar minutos u horas.
El vértigo en la peri y menopausia no es solo un problema del oído interno: muchas veces refleja la interacción entre los cambios hormonales y el sistema nervioso, la circulación y la regulación del equilibrio.

En The Great Menopause Myth, su autora María Claps explica que síntomas poco comprendidos como el vértigo, la niebla mental o la fatiga no deben minimizarse: son señales de desequilibrios en estrógenos, progesterona, cortisol y hasta hormonas tiroideas.

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Importante: estos síntomas pueden comenzar desde los 30s, intensificarse en la peri y no desaparecer del todo en la postmenopausia si no se atienden.

Qué sucede a nivel hormonal y cómo se conecta con el vértigo

  • Estrógenos – Influyen en la irrigación cerebral y el sistema vestibular; su baja puede alterar la percepción del equilibrio.
  • Progesterona – Tiene efecto calmante sobre el sistema nervioso; al faltar, aumenta la excitabilidad y la sensación de giro.
  • Testosterona – Su déficit reduce fuerza y estabilidad, empeorando la inseguridad física.
  • Cortisol – El estrés alto altera el flujo sanguíneo al oído interno y al cerebro, intensificando episodios de vértigo.
  • Hormonas tiroideas – Cuando están bajas, pueden provocar lentitud, fatiga y mareos que se confunden con vértigo.

Medicamentos y vértigo

En México y Latinoamérica, varios medicamentos de uso común pueden provocar o intensificar mareos y vértigo:

  • Ansiolíticos (benzodiacepinas): Valium (diazepam), Tafil (alprazolam), Ativan (lorazepam), Rivotril (clonazepam).
  • Antidepresivos ISRS e ISRN: Prozac (fluoxetina), Zoloft (sertralina), Lexapro (escitalopram), Effexor (venlafaxina).
  • Antihipertensivos: Inderal (propranolol), Tenormin (atenolol), Renitec (enalapril), Cozaar (losartán).
  • Otros frecuentes: Neurontin (gabapentina), Tramadol, antihistamínicos sedantes como Benadryl (difenhidramina).

En la peri y menopausia, donde ya existe vulnerabilidad al equilibrio, estos efectos secundarios se sienten más fuertes.

Pilares para mejorar el vértigo

  • Terapia hormonal bioidéntica: restaurar tus hormonas significa atender el vértigo y al mismo tiempo invertir en tu salud integral y en tu calidad de vida para las próximas décadas.
  • Terapia psicológica y manejo de emociones – Contar con un espacio para hablar, procesar y aprender técnicas de regulación emocional reduce cortisol, ansiedad y la intensidad del vértigo.
  • Nutrición balanceada – Evitar picos de glucosa e incluir proteínas, grasas saludables y alimentos ricos en magnesio.
  • Hidratación adecuada – La falta de líquidos empeora el vértigo.
  • Reducción del estrés – Yoga, respiración profunda, descanso y actividades relajantes.
  • Ejercicio moderado – Actividades de equilibrio (caminar, tai chi, yoga suave) fortalecen coordinación.
  • Sueño reparador – El descanso profundo estabiliza al sistema vestibular y nervioso.

Tips prácticos cuando te da un episodio de vértigo

Acuéstate o siéntate de inmediato en un lugar seguro.
Mantén la cabeza quieta y fija la mirada en un punto estable.
Respira lento y profundo para calmar la ansiedad que acompaña al vértigo.
Evita movimientos bruscos: gira o levántate siempre despacio.
Cierra los ojos si todo gira demasiado, hasta que el episodio ceda.
Mantente hidratada: un vaso de agua puede ayudar a estabilizar.
Si hay náuseas, coloca una compresa fría en la frente o nuca.
No manejes ni uses máquinas hasta que desaparezca el episodio.

Si no se atiende de forma integral:

El vértigo puede aumentar el riesgo de caídas, afectar la seguridad y deteriorar la calidad de vida. Más importante aún: es un síntoma de desequilibrio que también compromete la salud cardiovascular, neurológica y metabólica.

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Al restaurar el equilibrio con terapia hormonal bioidéntica, trabajar en terapia psicológica y adoptar un abordaje integral, no solo disminuye el vértigo: también fortaleces tu corazón, cerebro, huesos y tu vitalidad a largo plazo.