Muchas mujeres en peri y menopausia comparten experiencias como estas:
- Lo dulce ya no sabe igual, a veces hasta empalagoso.
- El café, el vino o el chocolate tienen un sabor amargo o metálico.
- Algunas comidas saben insípidas, como si hubieran perdido su sabor.
- Otros alimentos provocan un gusto raro, desagradable o químico.
Puede aparecer de repente, durar días o ir y venir sin explicación.
Esto es algo real, no te lo estás imaginando. En la peri y la menopausia, las hormonas fluctúan y afectan directamente a tus papilas gustativas y a la producción de saliva. Eso genera cambios en cómo percibes los sabores e incluso puede dar lugar al síndrome de boca ardiente.
¿Y en qué se diferencia de otros problemas?
En resfriados, alergias o COVID suele haber pérdida total o distorsión marcada del gusto.
En peri y menopausia es distinto: aquí los sabores cambian, aparecen gustos metálicos o extraños, pero no necesariamente se pierde del todo la capacidad de saborear.
Cuando estrógeno y progesterona se estabilizan (y se acompaña de un buen manejo de otras hormonas), la boca recupera hidratación, las papilas se regulan y el gusto suele mejorar.
Pilares de la salud para apoyar tu sistema gustativo y nervioso
Alimentación: rica en proteínas, verduras, antioxidantes y grasas saludables.
Movimiento: caminar y hacer ejercicio de fuerza para activar circulación.
Sueño: respetar horarios regulares, dormir suficiente.
Estrés: meditación, respiración y acompañamiento terapéutico.
Conexión: compartir con otras mujeres lo que sentimos, reír y apoyarnos.