Muchas de nosotras llegamos a esta etapa y empezamos a notar que el cuerpo ya no responde igual.
De repente:
- Se siente rigidez en rodillas, manos o cadera.
- Aparece un dolor “sin causa clara”.
- Es peor en la mañana o cuando llevamos rato sentadas.
Y lo más frustrante: no importa que hagas ejercicio o te cuides, parece que ese dolor sigue ahí.
Lo importante es que sepas que esto es real y no te lo estás imaginando.
Los estrógenos tienen un efecto antiinflamatorio y protector sobre huesos y articulaciones. Al bajar, se pierde esa protección. Y si además también bajan la progesterona y la testosterona, el cuerpo se vuelve más rígido, con menos fuerza muscular y más vulnerable a la inflamación.
El síndrome musculoesquelético de la menopausia
Este término se usa para describir el conjunto de síntomas que muchas mujeres tenemos en esta etapa: dolor articular, rigidez, debilidad muscular y sensación de envejecimiento acelerado del cuerpo.
El problema es que casi nunca se nombra y por eso se confunde con muchas otras cosas:
- Artritis reumatoide.
- Fibromialgia.
- Estrés o depresión.
- “Desgaste normal de la edad”.
En realidad, es el resultado directo de la caída hormonal, y puede mejorar mucho cuando se atiende la raíz del problema.
Qué puedes hacer para apoyar tus articulaciones
- Una alimentación antiinflamatoria: verduras, frutas, omega-3, poca azúcar y nada de ultraprocesados.
- Ejercicio de fuerza: protege huesos y mejora articulaciones.
- Buen descanso: en la noche el cuerpo se regenera.
- Estrategias para manejar el estrés: meditación, respiración, acompañamiento.
- Chequeos: hormonas sexuales, vitamina D y minerales como calcio y magnesio.
Opciones que SÍ ayudan
- La terapia hormonal, cuando está bien indicada y supervisada por médicos capacitados en salud femenina, puede proteger articulaciones, huesos, cerebro y corazón.
Y mucho ojo: evita opciones obsoletas como la tibolona, Premarin®, Despamen® o suplementos con isoflavonas de soya tipo Bellafem. No son soluciones reales ni seguras a largo plazo.
Buen momento terapéutico.
La perimenopausia es la ventana ideal para iniciar tratamiento, pero nunca es tarde. Siempre se puede revisar cómo mejorar tu calidad de vida y tu salud sin importar en qué etapa estés.