Muchas mujeres en esta etapa comienzan a experimentar dolores musculares y articulares que no tenían antes:
- Rigidez al despertar.
- Dolores que migran de una zona a otra (espalda, brazos, piernas).
- Calambres nocturnos o sensación de “tirón” con pequeños movimientos.
- Fatiga muscular persistente, incluso sin grandes esfuerzos.
Estos síntomas no son simples “achaques” ni un castigo inevitable de la edad. Son parte de lo que la Dra. Vonda Wright denominó síndrome musculoesquelético de la menopausia: un conjunto de dolores y limitación funcional directamente relacionados con la caída de estrógeno, progesterona y testosterona.
¿Por qué ocurre?
Las llamadas hormonas esteroideas —estrógeno, progesterona y testosterona— tienen un papel fundamental en todo el cuerpo, no solo en la esfera reproductiva:
Estrógeno (estradiol): es antiinflamatorio, protege articulaciones, tendones y cartílago, y ayuda a modular la percepción del dolor.
Progesterona: favorece la relajación muscular y la calidad del sueño profundo, lo que permite que el tejido se recupere.
Testosterona: mantiene la fuerza y la masa muscular, la densidad ósea y la energía física.
Cuando estas hormonas descienden en peri y menopausia, aumenta la inflamación, disminuye la capacidad de reparación y aparece dolor persistente.
El error del mal diagnóstico.
En la práctica clínica, muchas mujeres mayores de 35 años reciben un diagnóstico de fibromialgia cuando en realidad presentan este síndrome musculoesquelético ligado a la deficiencia hormonal.
El problema es que, si no se revisa primero la salud hormonal, el tratamiento nunca llega al origen y la paciente puede pasar años con dolor crónico sin solución real.
La fibromialgia es una condición distinta, con criterios diagnósticos propios y mecanismos neurológicos de hipersensibilidad al dolor. No todo dolor difuso es fibromialgia: en la menopausia hay que pensar primero en el factor hormonal.
Lo que no funciona:
- Es momento de dejar de confiar en “productos milagro” o remedios caseros. Ni tés, ni menjurjes, ni suplementos aislados van a devolver las hormonas que el cuerpo ya no produce.
- Tampoco basta solo con comer sano o hacer ejercicio: ayudan, pero no restituyen lo perdido. Nada suple tus hormonas, excepto tus hormonas.
- Medicamentos viejos vs. terapias modernas
- No estamos hablando de terapias antiguas como:
- Tibolona (Livial)
- Despamen
- Estrógenos conjugados derivados de orina de yegua embarazada
Estos medicamentos han demostrado crear más problemas que beneficios a largo plazo.
Hoy disponemos de terapias bioidénticas modernas, químicamente idénticas a las hormonas humanas, seguras y disponibles en farmacias comerciales:
Los médicos realmente actualizados ya no recetan fármacos viejos, sino estas opciones bioidénticas, que junto con buenos hábitos de vida devuelven fuerza, movilidad y calidad de vida.
El abordaje correcto
La evidencia muestra que la combinación de:
- Terapia hormonal bioidéntica (cuando está indicada)
- Nutrición antiinflamatoria rica en proteínas y omega-3
- Ejercicio de fuerza y movilidad para mantener músculo y hueso
- Sueño reparador y manejo del estrés
- Chequeos periódicos (hormonas, vitamina D, tiroides, glucosa, metabolismo óseo)
- es la estrategia que realmente protege a corto y largo plazo.
Conclusión
Los dolores musculares en peri y menopausia no son una condena ni un misterio. Son la expresión del síndrome musculoesquelético de la menopausia, definido por la Dra. Vonda Wright, y requieren un diagnóstico correcto y un tratamiento integral.
Seguir con diagnósticos erróneos de fibromialgia o confiar en remedios caseros solo retrasa la recuperación.
La realidad es clara: nada suple tus hormonas, excepto tus hormonas. Con terapia bioidéntica y buenos hábitos es posible recuperar movilidad, prevenir fragilidad y construir una longevidad saludable.